Mata Hari: la bailarina que murió fusilada por espía


Mata Hari fue una de las figuras más fascinantes y controvertidas de la Primera Guerra Mundial. Su vida estuvo marcada por el escándalo, el erotismo, el lujo y el misterio. Su muerte, por la acusación de ser una espía doble que traicionó a Francia, su país adoptivo, en favor de Alemania, su enemigo.

¿Quién era Mata Hari?


Mata Hari era el nombre artístico de Margaretha Geertruida Zelle, una mujer nacida en 1876 en Leeuwarden, Países Bajos. Su padre era un sombrerero que le dio una educación refinada y le inculcó el gusto por las culturas exóticas. A los 18 años, se casó con un oficial del ejército holandés, Rudolf MacLeod, con quien se trasladó a las Indias Orientales Neerlandesas (actual Indonesia). Allí tuvo dos hijos, uno de los cuales murió envenenado por una niñera nativa. Su matrimonio fue infeliz y violento, y terminó en divorcio en 1902.

Margaretha regresó a Europa y se instaló en París, donde inició su carrera como bailarina exótica. Adoptó el nombre de Mata Hari, que significa “ojo del día” o “sol” en malayo. Su éxito se basaba en su belleza, su sensualidad y su audacia para aparecer semidesnuda en sus espectáculos. Se presentaba como una princesa hindú que había aprendido las danzas sagradas en un templo de la India, aunque en realidad sus coreografías eran una mezcla de elementos orientales y occidentales. Su fama la llevó a actuar en los escenarios más prestigiosos de Europa y a codearse con la alta sociedad.

Mata Hari también se convirtió en una cortesana de lujo, que mantenía relaciones con hombres poderosos e influyentes. Entre sus amantes se encontraban políticos, militares, artistas y aristócratas de diferentes países. Algunos de ellos fueron el príncipe Guillermo de Prusia, heredero del trono alemán; el barón Henri de Marguerie, diplomático francés; el capitán Georges Ladoux, jefe del contraespionaje francés; o el coronel Arnold Kalle, oficial de inteligencia alemán.

¿Por qué fue acusada de espionaje?


La vida de Mata Hari cambió radicalmente con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Su condición de ciudadana holandesa le permitía viajar libremente por los países beligerantes, lo que despertó el interés de los servicios secretos de ambos bandos. Según algunas fuentes, Mata Hari aceptó trabajar como espía para Alemania y Francia, motivada por el dinero, el patriotismo o el amor.

La versión más aceptada es que Mata Hari fue reclutada por el cónsul alemán en Ámsterdam, Eugen Kraemer, quien le ofreció 20.000 francos por cada información útil que le proporcionara. Su nombre en clave era H-21. Sin embargo, Mata Hari no era una espía profesional ni tenía acceso a secretos militares. Sus informes eran vagos y poco relevantes. Además, sus contactos con los alemanes fueron detectados por los franceses y los británicos, que la sometieron a vigilancia.

En 1916, Mata Hari fue contactada por el capitán Ladoux, quien le propuso convertirse en agente doble para Francia. Su misión consistía en seducir al coronel Kalle y obtener información sobre los planes alemanes. Mata Hari aceptó, pero no sabía que Ladoux la estaba tendiendo una trampa. El coronel Kalle era consciente de que Mata Hari era una espía doble y le envió mensajes falsos y cifrados que fueron interceptados por los franceses. Estos mensajes contenían pruebas incriminatorias contra Mata Hari, como su nombre en clave H-21 o detalles sobre sus movimientos.

¿Cómo fue su juicio y su ejecución?


El 13 de febrero de 1917, Mata Hari fue detenida en su habitación del Hotel Elysée Palace de París. Fue acusada de espionaje y traición, y sometida a un juicio sumarísimo ante un tribunal militar. El juicio se celebró entre el 24 y el 25 de julio de 1917. Mata Hari se defendió negando ser una espía alemana y alegando que solo había aceptado trabajar para Francia. Sin embargo, no pudo presentar pruebas que respaldaran su versión. Tampoco contó con el apoyo de ninguno de sus antiguos amantes, que la abandonaron por temor a verse implicados.

El tribunal la declaró culpable y la condenó a muerte por fusilamiento. Mata Hari no mostró arrepentimiento ni miedo. Al contrario, se mantuvo firme y digna hasta el final. El 15 de octubre de 1917, fue conducida al campo de tiro de Vincennes, donde la esperaba un pelotón de doce soldados. Antes de morir, se despidió de ellos con un beso en la mano y les dijo: “No olviden que soy una dama”. Luego, se negó a llevar los ojos vendados y se enfrentó a las balas con la cabeza erguida.

¿Fue Mata Hari una víctima o una culpable?


La figura de Mata Hari ha generado numerosas leyendas y mitos. Su historia ha sido llevada al cine, al teatro, a la literatura y al cómic. Su imagen ha sido utilizada como símbolo de la seducción, el exotismo, el espionaje y el feminismo. Sin embargo, su verdadero papel en la guerra sigue siendo objeto de debate.

Algunos autores la consideran una víctima de las circunstancias, una mujer que fue usada y traicionada por los hombres que la rodeaban. Otros la ven como una culpable, una mujer ambiciosa y egoísta que jugó con fuego y pagó las consecuencias. Lo cierto es que Mata Hari no fue una espía eficaz ni peligrosa. Su influencia en el curso de la guerra fue mínima. Su condena fue más bien un acto de propaganda y de chivo expiatorio, que buscaba distraer a la opinión pública de los problemas internos de Francia y de los horrores del conflicto.

Mata Hari fue una mujer que vivió intensamente y que desafió las convenciones sociales de su época. Su destino trágico la convirtió en una leyenda que aún hoy sigue fascinando al mundo.

Conclusión


Mata Hari fue una bailarina que murió fusilada por espía en 1917. Su vida estuvo llena de aventuras, escándalos y misterios. Su muerte fue el resultado de una trampa y de un juicio injusto. Su historia es un ejemplo de cómo la guerra puede transformar a las personas y a las sociedades. Mata Hari es un personaje histórico que merece ser recordado y estudiado con rigor y respeto.